Un Thor diferente que lucha por recuperar el sentido de su vida, el amor y su peso ideal.
Después de una larga espera de dos meses para que Disney Plus incluyera en su plataforma la última película de Thor, la pude ver. Les cuento, a mode de anécdota, que esta sería la última peli que vería en el cine antes del nacimiento de mi bebé. Pero la nena decidió adelantarse y chau planes.
Tenía muchas ganas de verla porque en esta volvía Jane, y convertida en Thor. Lo cual fue posible porque Mjolnir la eligió. Por otra parte, tenía que saber cómo fue que este Dios del trueno pasó de ser un obeso deprimido, robarse el rayo de Zeus y salvar el día una vez más. ¡Pero a que costo!
No les voy a dar vueltas echándole el cuento de la película, porque ya se lo saben y hasta habrán compartido más de un meme con sus imágenes. Sólo me limitaré a decir que fue entretenida con sus momentos bajos y escenas “graciosas” un poco forzadas.
Si echamos la mirada atrás, todas las películas de Thor son muy distintas. Tanto en narrativa, como en formato.Las dos primeras un poco flojas, pero “Thor Ragnarok” le dio un giro a este miembro de Los Vengadores.
Fórmula que se llenó de mucho sarcasmo y escenas innecesarias en “Amor y Trueno”. No terminé de entender si querían hacerlo tipo “reality show” (como los cortos de Thor que están en Disney Plus) Darle el mismo estilo que los Guardianes de la Galaxia o hacer algo tan novedoso que me dejó con la sensación de “que rayos le pasó a Marvel”.
Si voy a rescatar el giro que le dieron al final. Casi lloro de tanta ternura (las cosas que hace la maternidad).
A mi gusto, la actuación de Christian Blade fue impecable. Es de esos actores que encara cada personaje de manera única, tanto que llegas a odiarlo y amarlo a la vez. El resto a la altura de cada uno de los actores y los personajes que interpreta.
Buena elección de canciones y como siempre los efectos especiales impecables.
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